miércoles, 9 de septiembre de 2009

CÓMO CONCIBE BOURDIEU LA ESTRUCTURA SOCIAL Y SU DINÁMICA


Eduardo León
Octubre 2007

Pierre Bourdieu, recientemente fallecido, es considerado uno de los sociólogos contemporáneos más importantes y reconocido por su gran compromiso con las causas sociales; consideraba, por ejemplo, que “los movimientos sociales deben presionar a estados y gobiernos y garantizar el control de los mercados financieros y la distribución justa de la riqueza de las naciones”, tal planteamiento atestigua su visión de una sociedad en la que los desposeídos y marginados jueguen un rol protagónico e histórico.

Fue considerado el más claro de los intelectuales de izquierda, gran crítico de la globalización y del lenguaje posmoderno porque oculta la realidad de injusticia en el mundo, al respecto afirmaba que “En todos los países avanzados, empresarios, altos funcionarios internacionales, intelectuales mediáticos y periodistas de alto vuelo se han puesto de acuerdo para hablar una extraña neolengua cuyo vocabulario – aparentemente surgido de nada – está en todas las bocas: “mundialización” y “flexibilidad”, “gobernabilidad” y “empleabilidad”; “underclass” y exclusión”, “nueva economía” y “tolerancia cero”; “comunitarismo”, “multiculturalismo” y sus primos “posmodernos”: etnicidad, minoría, identidad, fragmentación, etc.

"De esta nueva vulgata planetaria están notoriamente ausentes términos como capitalismo, clase, explotación, dominación y desigualdad, perentoriamente anulados bajo pretexto de obsolescencia o de presunta impertinencia. Su difusión es producto de un imperialismo propiamente simbólico; sus agentes transmisores son los partidarios de la revolución neoliberal: escudándose en la “modernización” piensan rehacer el mundo haciendo tabla rasa de conquistas sociales y económicas producto de cien años de luchas sociales, actualmente presentadas como otros tantos arcaísmos y obstáculos al nuevo orden naciente. Al igual que las dominaciones de género, de etnia, el imperialismo cultural es una violencia simbólica que se apoya en una relación de comunicación forzada para imponer la sumisión”(1).

Los estudiosos de Pierre Bourdieu consideran que fueron tres las fuentes principales para la construcción de su teoría sobre la sociedad y su dinámica: Marx, Weber y Durkheim, sin duda los más grandes sociólogos que han existido, cuyas teorías, controvertibles y polémicas, sentaron bases teóricas ineludibles, aún para sus contradictores y críticos, incluido, por supuesto, Bourdieu, quien incorporó críticamente varias de sus contribuciones teóricas, a las propias.

Decía Bourdieu al respecto, “He recordado a menudo, especialmente a propósito de mi relación con Max Weber, que se puede pensar con un pensador contra ese pensador. Por ejemplo construí la noción de campo a la vez contra Weber y con Weber, al reflexionar sobre el análisis que él propone sobre las relaciones entre el sacerdote, profeta y hechicero. Decir que se puede pensar a la vez con y contra un pensador es contradecir radicalmente la lógica clasificatoria en la cual se tiene costumbre –casi en todas partes, ay, pero sobre todo en Francia- de pensar la relación con los pensamientos del pasado. Por Marx como decía Althuser, o contra Marx. Pienso que se puede pensar con Marx y Durkheim contra Weber, y recíprocamente. Es así como marcha la ciencia”(2).

Algunos de sus críticos califican sus conceptos como muy simples, además de pretenciosos porque la mayor parte de su investigación social la desarrolló en Francia, su país natal; lo que supuestamente cuestionaría el alcance universal al que su planteamiento teórico aspira. También cuestionan la forma como teorizaba, porque decían que sus conceptos los extraía de las investigaciones que realizaban los equipos que dirigía limitándose a revisar y corregir.

En defensa del “enfant terrible” como solían llamarlo los políticos, porque se metía en todo y opinaba sobre todo, puede decirse que a pesar de que su laboratorio social estuvo principalmente focalizado en una sociedad concreta, su mirada era universal lo mismo que sus fuentes. Como militante político de izquierda, sin ser miembro orgánico de ningún partido, estuvo presente y comprometido con las luchas de diferentes movimientos sociales, por eso se decía de él que era un “profeta de la sociología comprometida”. Es inobjetable que su método de producción teórica, basado en un trabajo práctico permanente y sistemático, le permitía teorizar con mucha autoridad.

Precisamente en ese compromiso está una característica que lo diferencia de muchos de sus colegas contemporáneos y otros que le antecedieron: el rechazo a la teoría pura (identificándose con Marx y Durkheim), que lo llevó a considerar que la actividad teórica no era inseparable del trabajo empírico. La gran cantidad y variedad de las investigaciones sociológicas que dirigió y que le sirvieron para construir sus conceptos, respaldan tal concepción en la producción de conocimiento sociológico.

Para Bourdieu los conceptos son construidos sobre la realidad social, o sea que los hechos no hablan por sí mismos. De esta manera se aleja del positivismo y en alguna forma recoge lo central del método teórico marxista que concibe que el sujeto, la sociedad, esté presente en la representación como premisa. Afirmaba Marx que el sujeto real mantiene, antes como después, su autonomía fuera de la mente, por lo menos durante el tiempo en que el cerebro se comporte únicamente de manera especulativa teórica.

Bourdieu, considera que los fenómenos sociales se explican por sus causas sociales e históricas, así la verdad de un fenómeno cultural no puede concebirse por fuera del sistema de relaciones históricas y sociales del cual hace parte. Tal como Marx, no acepta que las causas de un sistema social sean atribuidas a la naturaleza olvidando su génesis y sus funciones históricas. Esta manera de concebir los fenómenos sociales, también se respalda en el enfoque Durkheniano de que lo social se explica por lo social y sólo por lo social; igualmente reivindica de Weber su negativa a aceptar la explicación de las especificidades históricas a partir de tendencias universales.

Respecto de las relaciones sociales, Bourdieu, entendía que no podían ser reducidas a relaciones entre subjetividades, producto de intenciones o motivaciones, porque se derivan de condiciones y posiciones sociales y constituyen más realidad que los sujetos que hacen parte de éstas. Este planteamiento se asemeja a lo planteado por Marx en el prefacio de la contribución a la crítica de la economía política. “…El conjunto de (estas) relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el carácter general de los procesos de la vida social, política y espiritual. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social lo que determina su conciencia”. La influencia marxista lo lleva a considerar que la superestructura es reflejo de las condiciones sociales de producción presentes en la estructura, esto se expresa, por ejemplo, en sus planteamientos sobre la lingüística en su trabajo ¿Qué significa hablar? en donde plantea que “Los discursos se encuentran determinados entre la estructura social que se producen y dentro de una clase social”.

Bourdieu, construyó su noción de campo, además de la influencia de Weber que reconoció abiertamente, en cierto sentido apoyado en Marx, pero trascendiendo lo que consideraba las limitaciones de la lógica económica marxista para analizar la práctica social, al extender esa lógica a otros campos diferentes al económico para explicar las prácticas sociales también por otras causas.

En consecuencia, Bourdieu, habla de economías orientadas hacia fines no estrictamente económicos, como: la economía de la religión, en este tema basándose en Weber afirmaba que la iglesia es detentadora del monopolio de la manipulación de los bienes de salvación; la economía del honor con el intercambio de dones y contradones, de desafíos y respuestas; la economía de los intercambios lingüísticos, en este campo específico descubre que hay diferencias lingüísticas porque existen diferencias económicas y sociales, que a su vez generan competencia social por lograr un mayor capital lingüístico.

Más que condenar a Marx por su supuesto determinismo económico, partió de reconocer la importancia de la economía en las relaciones sociales, para incursionar en otros ámbitos que no desarrolló Marx, al menos no suficientemente, como lo cultural que le permitió identificar la importancia de lo simbólico en las relaciones sociales: Capital simbólico, violencia simbólica.

La noción de campo es uno de los conceptos centrales en Bourdieu, el cual consiste en el conjunto de relaciones objetivas en las que históricamente se encuentran ubicados los agentes, a su interior se presentan posiciones y relaciones de fuerza (conflicto) o alianzas, se da una distribución de capital específico, y tiene sus propias leyes porque es autónomo. Bourdieu examinó diversos campos: el campo intelectual, el campo político, el campo del arte, el campo de la filosofía, el campo religioso, el campo jurídico. Con esta distinción buscó demostrar que las contradicciones que se presentan en la sociedad tienen múltiples causas, actores e intereses en juego.

Sobre las posiciones sociales ,Bourdieu, considera que éstas se definen unas, con relación a otras y se presentan al interior del espacio social, que concibe como un conjunto organizado o sistema al interior del cual existen los campos. Las posiciones sociales las relaciona directamente con las clases, las cuales define como: conjunto de agentes que ocupan posiciones semejantes y que, situados en condiciones semejantes y sometidas a condicionamientos semejantes, tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir, por tanto, prácticas y toma de decisiones semejantes.

Algunos opinan que Bourdieu rompe con Marx en la visión de las clases sociales, porque en Marx la clase en sí equivale a la clase para sí. Pero realmente lo que hace Marx al considerar que el ser social determina la conciencia social y, basado en esto, afirmar que una cosa es la clase en sí, caracterizada por su posición en la infraestructura económica (respecto de los medios de producción) y otra es la clase para sí, que implica, en medio de un proceso, tomar “conciencia de clase” o “identidad de clase”, es decir tener claridad sobre su papel histórico en la sociedad. Si miramos detenidamente el planteamiento de Bourdieu, es muy similar al marxista porque ese conjunto de agentes en el espacio social, que tienen características semejantes, probablemente podrían tener intereses y prácticas (políticas por ejemplo) semejantes, es decir tener conciencia o identidad de clase.

Según Bourdieu, la posición social tiene que ver con la posibilidad de acceso a una cantidad mayor o menor de capital (posibilidad de recursos). Bourdieu distingue varias clases de capital: capital económico, capital cultural, capital social (redes de relaciones sociales) y capital simbólico (reputación o prestigio).
Estos tipos de capital están interrelacionados presentándose tránsitos de uno a otro. Así por ejemplo, contar con cierto tipo de relaciones (palancas) permite acceder a un buen empleo, presentándose un tránsito de capital social a capital económico. Un consultor o asesor experto en temas administrativos, haciendo uso de su capital cultural logra obtener capital económico. Un titulo de posgrado, maestría o doctorado, siendo capital cultural, tiene a su vez un valor económico (capital económico) que le permite, a quien lo tiene, ubicarse bien laboralmente y, además, contiene valor social (capital social) que, a su vez, le posibilita ser incluido en una red de relaciones sociales que aumentan la potencialidad de su capital global (mezcla de todos los capitales).

De la cantidad de capital con que se cuente depende la posición social que se ocupe en el espacio social, y la posibilidad de triunfo en la disputa dentro del campo específico en el que una persona se encuentre. La desigualdad en la distribución de capital específico, necesariamente instaura relaciones de dominación, que son mantenidas por las relaciones de fuerza que subyacen en las relaciones sociales.
Un ejemplo de un campo jurídico específico o subcampo, es el que se presenta en Colombia en torno a la problemática del desplazamiento: la lucha por lo que podría llamarse “capital jurídico” (capital cultural) que constituiría, apoyándonos en Bourdieu, el “campo o subcampo jurídico del desplazamiento forzado”.

Para Bourdieu el campo jurídico es un universo relativamente independiente con relación a las demandas externas, al interior del cual se produce y ejerce autoridad jurídica, forma por excelencia de la violencia legítima, cuyo monopolio pertenece al estado, y que puede ajustarse al ejercicio de la violencia física.

Veamos que sucede, desde la noción de campo de Bourdieu, al interior de eso que denominamos, campo jurídico del desplazamiento forzado. Dado el incumplimiento sistemático de sus obligaciones constitucionales y legales desprendidas del ordenamiento jurídico nacional (Ley 387 de 1997, sobre desplazamiento forzado) e internacional (Principios Rectores de los Desplazamientos Forzados internos, expedidos por la ONU- Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) - que han sido producto de intensas luchas entre diferentes agentes: organizaciones de población desplazada y ONG de derechos humanos, por una parte, y agentes estatales/institucionales, por otra parte-, las Organizaciones de Población Desplazada interpusieron gran cantidad de tutelas, con el propósito de que fueran amparados sus derechos.

En algunos pocos casos, señala la Corte en la Sentencia T025 “los jueces de instancia concedieron la tutela para la protección de los derechos de la población desplazada, entre otras razones, por considerar que en un Estado Social de Derecho es necesario que se llegue a una solución definitiva del problema del desplazamiento y, porque el comportamiento omisivo asumido por la Red de Solidaridad y de otras entidades responsables de la atención de la población desplazada, deja al descubierto la vulneración de las garantías constitucionales de las cuales son titulares los peticionarios”(3).

La tutela, según lo expresado por muchos líderes de la población desplazada y ratificado por la Corte Constitucional, había dejado de ser un mecanismo constitucional de protección de derechos para convertirse en una especie de requisito para acceder a la atención estatal.

Según Bourdieu, la situación descrita es la expresión concreta de una auténtica lucha simbólica por el monopolio del derecho(4), entre diferentes actores que se disputan la verdad sobre lo que es el derecho, sus contenidos y alcances.
La Sentencia T 025, declaró la existencia de un “estado de cosas inconstitucional en materia de política pública sobre desplazamiento”(5), generando una gran conmoción al interior del campo jurídico del desplazamiento por sus alcances e implicaciones, conmoción expresada en la preocupación suscitada en el gobierno, que se vio obligado a decir que respetarían el fallo de control constitucional, y en el beneplácito generado entre las organizaciones de población desplazada y las ONG que acompañan sus procesos de exigibilidad jurídica de derechos(6), al poder contar, en adelante, con una herramienta importante para continuar desarrollando la lucha por el goce efectivo de sus derechos.

La Corte Constitucional, en cierta forma, resolvió la lucha simbólica(7) entre la población desplazada empeñada en exigir la aplicación de la normatividad nacional e internacional que tutela sus derechos y el gobierno que sistemáticamente viene omitiendo sus obligaciones constitucionales y legales en materia de desplazamiento forzado interno, contribuyendo de esta manera a la impunidad de un delito de lesa humanidad del cual, en no pocas ocasiones, ha sido directamente responsable(8).
Este panorama de disputa por los contenidos y alcances de la legislación en materia de desplazamiento forzado, refleja lo que Bourdieu describe como la esencia de la violencia simbólica: “en el fondo la forma por excelencia de la violencia simbólica- es terrible decirlo- es paradójicamente, cierto uso de los derechos humanos”(9).

La lucha al interior del campo jurídico del desplazamiento forzado en Colombia, es especialmente violenta en un marco de legitimidad que oculta una fuerte confrontación de intereses; al respecto Bourdieu plantea que, “Lo específico del campo jurídico es la ilusión de neutralidad, de universalidad, de autonomía y de desinterés (incluso bajo la apariencia de interés general) que constituye discursos y rige prácticas, construyendo imaginarios, representaciones y redes de significación de los ocupantes del campo. Es decir la ilusión del derecho se funda en lo que Bourdieu denomina la razón escolástica”(10). Bourdieu crítica la escolástica por su pretensión de construir la ciencia moderna a partir de la idea del pensamiento puro, por el contrario, considera que la experiencia de la vida social es presupuesto indispensable de todo el pensamiento sobre el mundo
Finalmente, examinemos cómo concibe Bourdieu la dominación y la legitimidad. De qué manera las sociedades logran mantenerse.

Para desarrollar su concepto de dominación, Bourdieu, se apoya en Weber quien considera que la autoridad se puede legitimar sin tener que acudir a la fuerza. Esto no quiere decir que no exista violencia, es claro que existe, pero para Bourdieu sería violencia simbólica.

La legitimidad o mejor la legitimación, para Bourdieu, consiste en el consentimiento de los dominados hacia el poder de los dominantes, es decir que lo admite, acepta y justifica; por su parte, los dominantes reconocen a los dominados mismos en cuanto a sus aportes en la relación. El principal mecanismo para la legitimación del poder en las relaciones de dominación consiste en la posibilidad que tanto dominantes como dominados compartan un conjunto de representaciones, religiosas, míticas, políticas y demás, relativas a la realidad: sociedad, naturaleza, universo, etc. En virtud de estas representaciones, cada quien considera estar en el lugar que debe o amerita de ocupar, y los ocupantes de las posiciones dominantes son considerados como servidores de intereses generales(11).

Para Bourdieu la clave de una dominación durable y pacífica está en creer (conciencia de clase) y hacer creer a los otros en la existencia de creencias comunes, que por supuesto son las que le garantizan a los dominantes la permanencia de su poder y modelo de sociedad. Así por ejemplo, hacer creer que la institución de la propiedad privada debe respetarse porque favorece a todos por igual, posibilita tener mayor capital, de todo tipo, a unos más que otros, dada su posición el espacio social en general o en un campo social en particular.

Pero además del proceso de legitimación aludido, Bourdieu considera que el Habitus es también importante para mantener unas relaciones de dominación. El habitus hace referencia a la aptitud de los agentes a orientarse espontáneamente dentro del espacio social y a reaccionar adaptativamente a eventos y situaciones. Pero esa espontaneidad no surge de la nada, ni se trae biológicamente incorporada. La sociedad y el modelo dominante ejercen sobre los agentes una acción pedagógica uniforme (dominación ideológica, diría Marx) que asegura su “inserción correcta” dentro de las relaciones sociales.

En el mantenimiento y reproducción de las estructuras sociales cumple un papel determinante la educación, a través de la “inculcación” de valores, actitudes, comportamientos, concepciones del mundo y de la sociedad. Lo que se produce en el estudiante y en los individuos en general cuando interioriza los principios de esa arbitrariedad cultural, son habitus, prácticas habituales académicas, con valores morales y laborales para desempeñarse en sociedad, que perpetúan el poder social. La primera institución de aprendizajes donde se adquieren hábitos de enseñanza antes de llegar a la escuela es la familia, los cuales sirven de base a cualquier otro adquirido posteriormente. Posteriormente, la escuela selecciona y legitima un sistema de hábitos y prácticas sociales impuesto por una determinada clase; presenta unos valores y normas culturales de clase como si fueran universales.

En general son modelos de enseñanza que garantizan que los dominados piensen y actúen de conformidad con las estructuras y relaciones sociales dominantes(12). Así, poder y cultura se juntan para reproducirse. Al ser acciones pedagógicas y modelos de educación impuestos, estas acciones de enseñanza se convierten en violencia simbólica.

Según Bourdieu los habitus son “estructuras estructuradas”, es decir, sistemas de disposiciones no simplemente yuxtapuestos, sino organizados en sus relaciones recíprocas, sistemas que tienen en su principio “la interiorización de la exterioridad” y la “incorporación” de las estructuras.

Este proceso descrito por Bourdieu incluye la asignación del lugar de los agentes dentro de la estructura social, su sitio en las relaciones de producción; en consecuencia su posición y por ende su acceso a capital. El habitus en conclusión es la forma fundamental en que las relaciones de producción son reproducidas. Pero también puede ser la posibilidad de grupos sociales de construir concepciones y prácticas desde las cuales construyan su propia historia y enfrenten la dominación.


NOTAS:

(1) Bourdieu Pierre y Löic Wacquant. “La nueva vulgata planetaria”
(2) Citado por Gutiérrez B Alicia, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Con Marx y contra Marx: El materialismo en Pierre Bourdieu.
(3) “En el campo jurídico se desarrolla una lucha por el monopolio del derecho a decir el derecho, es decir, por establecer cuál es la buena distribución (nomos) o el buen orden. Lucha en la que se enfrentan agentes investidos de una competencia inseparablemente social y técnica, consistente en lo esencial en la capacidad socialmente reconocida de interpretar (de manera más o menos libre o autorizada) un cuerpo de textos que consagran la visión legítima, recta, del mundo social”. Bourdieu, Pierre. Elementos para una sociología del campo jurídico, página 160. En La Fuerza del Derecho. libro editado por Nuevo Pensamiento Jurídico, Ediciones UniAndes, Instituto Pensar, Universidad Javeriana y Siglo del Hombre Editores.
(4) “Debe observarse también el antagonismo estructural que, en los sistemas más diversos, opone las posiciones de los “teóricos” dedicados a la pura construcción doctrinal a las posiciones de los “prácticos” preocupados exclusivamente por la aplicación”. Bourdieu, Pierre. Elementos para una sociología del campo jurídico, página 168. Op cit.
(5) El derecho es la forma por excelencia del discurso actuante capaz, por virtud propia, de producir efectos. No es exagerado decir que hace el mundo social, pero a condición de no olvidar que está hecho por él”. Bourdieu, Pierre. Elementos para una sociología del campo jurídico. página 198.
(6) “Se trata de un campo social (el campo del derecho) en el que existen la verdad objetiva y su negación, en el que los más desprovistos de capital simbólico entran en una lucha desigual de todos contra todos, en el cual todos dependen de todos, en donde conviven contradictores y adversarios, jueces que determinan la verdad y el valor, en fin un espacio social donde sus ocupantes se debaten entre la vida y la muerte simbólica”. Moreno Duran, Álvaro y Ramírez José Ernesto. Pierre Bourdieu Introducción Elemental, página 105.
(7) Las decisiones judiciales mediante las cuales se distribuyen diferentes volúmenes de diferentes clases de capital a los diferentes agentes (o instituciones), ponen término o al menos fijan un límite a la lucha”. Pierre Bordieu. Elementos para una sociología del campo jurídico, en La Fuerza del Derecho. libro editado por Nuevo Pensamiento Jurídico, Ediciones UniAndes, Instituto Pensar, Universidad Javeriana y Siglo del Hombre Editores. Pág 198.
(8) Ver sentencia de la Corte Interamericana de Derechos de la OEA sobre el caso Mapiripan.
(9) Moreno Durán, Álvaro y Ramírez, José Ernesto. Pierre Bourdieu. Introducción Elemental (traducción entrevista de 1994), Página 64.
(10) Op cit. Página 105
(11) Moreno Duran, Álvaro y Ramírez José Ernesto. Pierre Bourdieu Introducción Elemental, página 21.

(12) "Estas teorías que, tal como puede observarse en Durkheim, se limitan a extrapolar a las sociedades divididas en clases la representación de la cultura y de la transmisión cultural más extendida entre los etnólogos, se funda en el postulado tácito de que las diferentes Acciones Pedagógicas que se ejercen en una formación social colaboran armoniosamente a la reproducción de un capital cultural concebido como una propiedad indivisa de toda la ‘sociedad’. En realidad, por el hecho de que corresponden a los intereses materiales y simbólicos de grupos o clases distintamente situados en las relaciones de fuerza, estas AP tienden siempre a reproducir la estructura de la distribución del capital cultural entre esos grupos o clases, contribuyendo con ello a la reproducción de la estructura social: en efecto, las leyes del mercado donde se forma el valor económico o simbólico, o sea, el valor como capital cultural, de las arbitrariedades culturales reproducidas por las diferentes Acciones Pedagógicas (individuos educados), constituyen uno de los mecanismos, más o menos determinantes según el tipo de formación social, por los que se halla asegurada la reproducción social, definida como reproducción de la estructura de las relaciones de fuerza entre las clases". Bourdieu y Passeron. La Reproducción 1977, Pág. 51.



BIBLIOGRAFIA:
Moreno Durán, Álvaro. Pierre Bourdieu. Introducción Elemental
Bourdieu, Pierre y Teubner Gunther. La Fuerza del Derecho.
Bourdieu, Pierre. Qué significa Hablar.
Bourdieu, Pierre. La Miseria del Mundo.
Gutierrez, B Alicia. Con Marx y contra Marx: El materialismo en Pierre Bourdieu.
Juanico Cruz, Janet Flor. Estructura y acción: De la oposición saussureana al habitus de Pierre Bourdieu.
Marx, Carlos. Introducción a la Contribución a la Crítica de la Economía Política.
Bourdieu Pierre, Jean Claude Passeron : La Reproducción.

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