martes, 29 de septiembre de 2009

¿Ganó Petro y perdió el Polo?

Eduardo León
Septiembre 2009

Así es ganó Petro y perdió el Polo en la consulta para candidato presidencial. El sector que apoyó a Gaviria, confiado en el aparato partidista no previó los retos y riesgos de una consulta abierta para elegir candidato presidencial. Petro y su combo sabían en qué escenario se movían y con quiénes contaban para remontar la derrota que recibieron en el II congreso del PDA. Su proyecto político de convergencia (ojalá no sea otra Convergencia Ciudadana) y la consulta inter partidista no pasaron su primera prueba en el II Congreso.

Para este sector el debate no concluyó allí, el II congreso les valió huevo. Cerraron filas y diseñaron una estrategia desde afuera y desde adentro para posicionar sus propuestas y lograr la victoria en la consulta, recurriendo a provocaciones, calificativos y estigmatizaciones contra el llamado, por este grupo y corifeado por los medios, "sector radical". No se puede descartar que sectores totalmente ajenos al Polo le hayan metido la mano a las urnas. Es obvio que los tránsfugas del PDA si lo hicieron, o si no pregúntenle a Lucho y su combo y a otros grupúsculos menos visibles pero igualmente interesados en romper el PDA.

Sin embargo, lo uno y lo otro era previsible en una “consulta abierta”, así que no es aquí únicamente dónde hay que buscar las razones fundamentales del triunfo del sector minoritario del Polo. La campaña de Gaviria estuvo deslucida, evasiva del debate, distante y con un mensaje tacaño al pueblo en aras de no ser señalada como funcional a la estrategia de combinación de todas las formas de lucha de la insurgencia. Un discurso tacaño en radicalismo social, tacaño en transformaciones profundas, tacaño en sueños de justicia y libertad, tacaño para perfilarse como alternativa.

Es preocupante el parecido entre el “estado de opinión” Uribista para hacerle el quite a las reglas de la democracia burguesa, y lo declarado por Petro sobre que “dirigir el partido hacia la convergencia es una orden de la sociedad”, tal vez embriagado por su triunfo en la consulta. ¿De verdad Petro cree usted que la sociedad está representada en su importante, pero pírrica votación?

Estamos acaso frente a otro ungido por el Power People llamado a ser el salvador de una izquierda estigmatizada como radical, obsoleta y anclada en los sesenta a la que guiará hacia la construcción de una “democracia moderna” en convergencia con tránsfugas, “ex Uribistas”, “post Uribistas” y oportunistas. De esa explosiva mescolanza polítiquera para construir una convergencia de la "oposición", nada prometedor se puede esperar como táctica política para un proyecto de izquierda. No hay duda que es la hora de construir una gran alianza popular y democrática no sólo para hacer oposición sino para plantearse como alternativa, cuyos cimientos están en las organizaciones sociales, en los procesos de convergencia popular como la Minga Social y Comunitaria, en los procesos organizativos de las víctimas de crímenes de estado, en los sectores académicos e intelectuales comprometidos con las causas populares, en el pueblo incrédulo de la derecha y escéptico con la izquierda.

Indudablemente el PDA enfrenta un momento político crucial, para sortearlo con el mínimo costo político coyuntural los acuerdos deben cumplirse: Petro debe ser el candidato unico del Polo para la primera vuelta y no hay lugar para convergencias que desdibujen al PDA como oposición de izquierda. Cualquier otro escenario transformará el actual debate en división.

Petro no puede seguir conspirando para revertir el mandato del Congreso del PDA; así cómo no acepta, ni aceptamos, que el supuesto “estado de opinión” invocado por el Uribismo como estadio superior de la democracia representativa, mande al cuarto de San Alejo a la CP del 91, tampoco Petro puede invocar la supuesta "orden de la sociedad" para que el mandato del II Congreso le haga compañia.

Petro debe respetar las reglas del juego del partido, salvo que parte de su estrategia consista en tensionar la cuerda hasta reventarla para luego abandonar el Polo, primero en la busqueda de una tal convergencia de la oposición que se cuida de ser señalada como antiuribista, para posteriormente terminar cogobernando con la derecha, desde posiciones modestas, porque aunque ha logrado disminuir la desconfianza de la élite, siempre lo mirará con desdén.

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