lunes, 14 de septiembre de 2009

El mito Uribista: SD+CI=CS

Eduardo León
Septiembre 2009

A propósito del homenaje que por estos días brindan la Embajada de Francia, IFEA- Colombia y Perú, Alianza Francesa, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Externado de Colombia y la Universidad Nacional a Claude Lévi-Strauss, Guillermo Páramo, rector de la Universidad Central, disertó sobre el concepto de estructura de éste antropólogo francés. Al público asistente, la mayoría estudiantes de antropología, nos planteó que los mitos y rituales, desde el pensamiento de Lévi-Strauss también son estructuras. Muy poderosas por cierto.

Si no le creen a Páramo o mejor a Lévi-Strauss por boca de Guillermo Páramo, pregúntenle a José Obdulio, Luis Carlos Restrepo, Andrés “uribito” Arias o a cualquiera de los acólitos de Uribe, si no quieren hacerlo directamente al mítico presidente para no contraer la “gripita” que lo aqueja por estos días, cómo se fabrican mitos, ritos, rituales y, más importante aún, fanáticos seguidores de los mismos. Aquí es dónde radica la gran fuerza del mito-estructura Uribista: Uribe ha sido deidificado por los medios, sus acólitos e infortunadamente por amplios sectores sociales que, producto de su extrema pobreza, lo consideran su mesías redentor, aunque no les ofrezca nada que mejore sustancialmente su precaria condición de vida y, por el contrario, los condene a la dependencia de programas asistencialistas indignos.

Siguiendo con la explicación del profesor Páramo, un carácter importante de la estructura es la abstracción que permite formalizar o generalizar, de tal manera, que la formalización se constituye en el gran poder de la estructura. Seguramente no habiendo estudiado a Lévi-Strauss, sino como producto de su “inteligencia superior” (¿será la de Uribe o la de alguién por encima de él? habrá que preguntarle a José Obdulio a quién se refería exactamente cuando se la atribuyó), el presidente Uribe se inventó el mito: SD+CI= CS. Advierto que, según Levi-Strauss, las matemáticas también constituyen una estructura y también son un ritual. Así que respaldado en este argumento, me permito resumir el mito Uribista en una fórmula matemática.

Despejando esta mítica ecuación la suma de seguridad democrática y confianza inversionista dan como resultado una sociedad colombiana feliz porque todos (algunos estamos excluidos) quedan cohesionados en torno al unanimismo del mito Uribista, merced a los cotidianos e interminables rituales en los consejos comunitarios, ruedas de prensa, instalación de eventos memorables y no memorables, discursos vasallos, diátribas camorreras contra los vecinos, y cuanta oportunidad tenga el presidente Uribe de repetirnos, sin piedad, la famosa "formulita" que ha convertido en mito. Y es que los mitos y los ritos adquieren fuerza y lo son, en tanto se repitan una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, como ese otro mito presidencial: trabajar, trabajar y trabajar, con el que ha convencido a mucha gente que no duerme por estar trabajando por el país.

Lévis-strauss dice que los mitos son interminables, ojalá en el caso del mito SD+CI=CS no suceda así. Para eternizarlo el presidente y sus acólitos tienen todas la vías “institucionales” perfectamente identificadas para lograr su reelección: reducción del censo electoral (podrían estar dudándolo porque en otras ocasiones, poner a votar a los muertos les ha dado resultado)para alcanzar el umbral que exige la Constitución, hacer coincidir varios referendos (en río revuelto ganancia de pescadores), someterlo a consideración el mismo día de las elecciones de cuerpos colegiados (utilizar la maquinaria) y, si es necesario,seguramente así será, aplicar otro mito: el Estado de Opinión, con el que pulverizarán la maltrecha CP del 91.

Los mitos uribistas a diferencia de los mitos fundacionales de la cosmogonía de los pueblos originales y ancestrales, no es más que el reino de lo inverosímil y la enajenación. Constituyen una poderosa estructura que logra enajenar e instrumentalizar("cohesionar" dirían sus seguidores) a buena parte de la sociedad colombiana, en favor de los intereses de una élite inescrupulosa que se enriquece más y más aprovechando la sumisión propia de una estupidez colectiva.

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